La Victoria de la Cruz:
Insondable misterio de amor y de dolor
Juan 18, 1- 19,42
“Todo está cumplido”
Contemplamos hoy la Cruz de Jesús con silencio emocionado y reverente, tratando de captar el insondable misterio de amor y de dolor que se manifiesta en ella. A través del terrible sufrimiento y la muerte del inocente Jesús, vislumbramos y acogemos agradecidos un don inmerecido: la liberación del mal, el perdón de nuestros pecados.
(1) La Pasión y muerte de Jesús es un don de amor que salva
Según Juan, la Cruz es revelación del amor de Dios en el mundo: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (3,16).
(2) La Pasión y muerte de Jesús es entrega voluntaria de la vida y no simple debilidad
Sin esconder el aspecto doloroso, para Juan, el gran valor de la Pasión de Jesús reside en el hecho de que es fruto de un don, de una libertad total, del haberlo vivido con plena conciencia y conocimiento: “Doy mi vida para recobrarla de nuevo… yo la doy voluntariamente” (10,17-10).
(3) La Pasión y muerte de Jesús es la proclamación de su realeza
(4) La Pasión y muerte de Jesús es una “revelación”
La muerte de Jesús es la “hora de la Gloria” en la cual Dios se manifiesta completamente al mundo. Todo el camino histórico de la revelación llega a su cumplimiento: “Todo está cumplido” (19,30; ver también 19,24.28).
(5) La Pasión y muerte de Jesús es exaltación: la Cruz se convierte en Gloria
Jesús no muere entre lamentos, sino con un grito triunfal (“¡Todo está cumplido!”, 19,30).
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