Domingo XXII del Tiempo Ordinario
Dt 4,1-2.6-8. Sant 1,17-18.21b-22.27. Mc 7,1-8.14-15.21-23
Las lecturas bíblicas de este domingo insisten en la importancia de construir y unificar la propia existencia poniendo en práctica la palabra de Dios. En la primera lectura Moisés, como mediador de la ley del Señor, dirige estas palabras a los israelitas: “Escucha los preceptos y las normas que yo os enseño para que las pongáis en práctica” (Dt 4,1); Santiago, en la segunda lectura, afirma: “Poned por obra la Palabra y no os contentéis sólo con oírla” (St 1,22); en el evangelio, finalmente, Jesús critica a los fariseos porque “abandonan el precepto de Dios y se aferran a la tradición de los hombres” (Mc 7,8). Estas tres frases bíblicas son como la síntesis ideal del menaje que nos propone la liturgia de hoy: unidad de vida en fidelidad a la palabra de Dios. La separación entre fe y vida, entre culto y existencia, entre legalidad y humanidad, genera las perversiones de la religión: el legalismo, el fariseísmo y el espiritualismo. http://www.debarim.it/tob22.htm